Cuando algo nos daña, nos protegemos de la emoción fuerte y el enfado sirve para ello. DETRÁS DE UNA EMOCIÓN FUERTE (como puede ser el enfado) HAY UNA EMOCIÓN MÁS DÉBIL (que puede ser sentirnos rechazados, no valorados, no reconocidos). Al decir emoción fuerte y débil, me refiero a la fuerza con la que la manifestamos a los demás.